“Pensamientos, emociones y enfermedad”. (Post 12 de inteligencia Emocional)


Queridos amigos, el tema de hoy es “Pensamientos, emociones y enfermedad”.

Dedico este post con mucho cariño a todas las personas que padecen de alguna enfermedad, y sobre todo a los que le temen tenerla y no saben cómo lidiar con ella.


He venido almacenando historias en un cuadernito de notas sobre personas que le tienen miedo a morir y a las enfermedades, muchas de ellas son de mis ex alumnos, compañeros de trabajo , y otras de amigos personales que la vida me puso en el camino.


No me dediqué a buscar este tipo de gente, solo llegaron a mí de manera inesperada como me ocurrió ayer nuevamente después de meses. Sentí la misma sensación de no saber que decir frente a alguien que me dijo :

“Tengo mucho miedo, no quiero morirme”. Solo atiné a abrazar fuerte al jovencito que me lo decía cuando vi que rompió en llanto, se convertía ante mis ojos como en un niño pequeño desesperado y angustiado por miedo a lo que vive, y es lógico cuando apenas está dejando de ser adolescente.

Hablamos todo el tiempo que le pude dar, y cuando se fue me dije “Dios mío, cuantas personas como él están así y nadie las escucha, ni les dice nada para ayudarlos a ver las cosas diferentes y cambiar de actitud .

Por ello, luego de anotar todo lo que he resumido de aquellas historias, Zéfiro quiere decirle a esa personita y todas quienes viven lo mismo:


1.- Las enfermedades son a veces inevitables si surgen hereditariamente. Es necesario aprender a convivir con ellas con dignidad y con entereza. Será inevitable no sentir miedo, ni dolor, pero la actitud que pones frente al miedo te ayudará a mejorar o te hundirá de por vida.


A propósito de ello leí hace poco un libro del Investigador búlgaro Esteban Kondek que hablaba de cómo la frustración, miedo y baja autoestima logran desatar enfermedades incluso terminales en las personas.


Un caso de su libro que me sorprendió porque era idéntico a uno que vi de cerca, fue el de una chica que se sentía poco agraciada y se comparaba todo el tiempo con su hermana mayor, quien a juzgar de los demás era más atractiva físicamente. La chica de baja autoestima no hallaba novio y se sentía sola, y cuando por fin un chico la cortejó este pasó a fijarse en su hermana apenas pisó su casa.

Su desilusión fue tal que enfermó de inmediato con manchas en el cuerpo, fiebre y dolor de estómago; días después del episodio de salud le diagnosticaron “Lupus Erimatoso”, enfermedad de duro manejo que ataca el sistema inmunológico de las personas.

Sus padres decidieron enviarla al extranjero, conseguirle terapia psicológica y luego de un año ella mejoró notablemente, pero al volver a casa y renovar amistades logró hacerse novia de un muchacho que tocaba en un grupo de rock.

Ella había recuperado la sonrisa, hacia todo más feliz, pero a los 3 meses de relación el chico se fue alejando de ella y es que por extraña jugarreta del destino había conocido a su hermana mayor en una fiesta de amigos en común. Al verla olvidó lo que sentía por su enamorada, lo que indica que nunca la quiso realmente.


La hermana mayor no sabía que aquel chico era el novio de su hermana enferma y aceptó sus cortejos. Cuando todo se supo la chica recayó en todos los síntomas que había mejorado, volvió la depresión, la apatía, su cuerpo se llenó de erupciones y el lupus hizo estragos nefastos en sus órganos sin que los médicos pudieran evitarlo.

La joven murió de un paro respiratorio, aunque en el fondo murió por desamor y miedo a no ser querida y baja autoestima, no pudo manejar el dolor y mucho menos aceptar su enfermedad, no quería poner empeño en su tratamiento, se la pasaba llorando y diciendo “Me quedaré sola siempre” .


2.- No saber afrontar un problema genera angustia y preocupación constante. Y el cuerpo cede debilitándose ante el duro peso de los pensamientos desalentadores y alguna veces condenatorios que el mismo hombre convierte en sentencias sin salida, sin dejar paso a la esperanza.

3.- Los asiáticos han estudiado la naturaleza de ciertas enfermedades y algunas de sus conclusiones son:
a) La migraña puede desencadenarse ante la frustración de un anhelo no cumplido o por miedo a perder algo. En grados más elevados desencadena en derrames cerebrales y parálisis.

b) La ira, miedo y culpa logran alterar el aparato digestivo. Mucha gente con estas emociones latentes padece de gastritis, ulceras y otras dolencias conocidas en esta zona.

c) El rencor puede intervenir como detonante para enfermar las vías respiratorias y sobre todo a las articulaciones. No es casualidad según los asiáticos que mucha gente que odia padezca de artritis severa.

d) La tristeza y melancolía conducen a la depresión crónica, la misma que resulta cada vez de mayor índice en todo el mundo.


e) Reprimir sentimientos y emociones puede traer como consecuencias alergias en la piel y en casos severos desatar una leucemia.


f) También asocian enfermedades más graves como el cáncer al cúmulo de emociones no expresadas.


Y aquí hago un alto para recordar a una de mis mejores amigas que ya no está en esta dimensión. Partió hace algunos años y su historia, la cual viví de cerca me quedó de guía para poder escribir lo que leen.


Mi amiga enfermó repentinamente en el mejor momento de su carrera, se había casado, pero no era feliz. Se había casado por gratitud al maravilloso hombre que fue su compañero por años, pero no lo amaba, fue su refugio por miedo a volver ser herida en una relación sentimental.


Cuando aquel desmayo repentino y manchas en el cuerpo le aparecieron fue diagnosticada inmediatamente con una enfermedad terminal. Y lo más irónico de la vida fue que se puso mal cuando hacía labores sociales para niños, adoraba hacerlo y con el grupo de amigas que tenemos en común, ella era una de las más organizadas a la hora de hacer aquellos eventos.


Ya en el hospital fue aislada y con acceso restringido de visitas, pero logré hablar con ella y jamás olvidaré que me dijo : “Muñequita me voy, me voy y lo sé, me enfermé de pena, de angustia, no supe escucharte”.

Y pese a que luchó mucho por resistir su cuerpo no respondió, tenía apenas 28 años.
Sus amigas cercanas entre las que estoy le hablamos mil veces de las depresiones que la acompañaban, de la importancia que debería tener para ella asumir posturas que le devolvieran la paz, pero ella eligió, eligió callar y almacenar culpa, miedo, frustración y desesperanza.

Su belleza y rostro luminoso se tornó pálido y desencajado en solo unas horas luego de aquel desmayo. Y cuando quiso aferrarse a la fe ya era tarde para su ser material. Hoy, ella es uno de los ángeles maravillosos que acompaña a sus padres y al grupo de cómo ella decía “las intimísimas” y siempre nos envía algún bello mensaje de manera mágica cuando vamos a su casa o cuando la pensamos.


Si esto les pareció impactante, amigos que están enfermos, reconozcan que si no deciden reordenar sus pensamientos, buscar ayuda emocional y convivir inteligentemente con el miedo sus órganos pueden enfermar más aun.

No lo permitan, la vida es corta, pero maravillosa, y todo dolor Dios lo convierte en enseñanza. Pueden y deben compartir lo que viven con gente como ustedes, incluso con los más enfermos que ustedes.


He visto también de cerca casos milagrosos de gente que ha desafiado a la medicina y de condenada a morir hoy está más linda que nunca, llena de energía y haciendo cosas maravillosas por este mundo de cabeza. Esa gente tuvo fe, buen humor y sobre todo reconoció que su enfermedad los hacía especiales porque de su valentía dependería ser ejemplo para otros.


Y Dios los protegió, les llenaba los corredores y pasadizos de ángeles cuando una maquina decía que se iban en minutos. No se fueron y tengo la suerte de trabajar con un par de ellos, inigualables en el humor y sobre todo en la fe, soldados sobrevivientes de las sentencias macabras y ahora héroes premiados de los que más sufren tal como alguna vez lo hicieron ellos.


Pronto en Zéfiro les contaré historias reales de milagros que estoy segura los dejará pensando que la misericordia de Dios no tiene límite.


Querido amigo que hoy estás enfermo, no permitas que también se enferme tu alma, no apagues la luz de tu mirada ni elimines la sonrisa.

Afronta con fe lo que te toca hoy vivir y no dudes en apoyarte en los que te aman, pero sobre todo no olvides que la gente con luz e inteligente sabe eliminar con empeño apegos mentales que solo lo dañan.


Zéfiro los invita a rezar unos minutos de cada día por los enfermos, pidan que sus pensamientos sean más positivos y que luchen por dar aún en crisis, darse a si mismos y compartir lo que aprenden con el aún más enfermo.

Que tengan un día donde logren reconocer las emociones y pensamientos que más los dañan para decidir erradicarlos.


Manjarí (Bendiciones)

1 comentarios:

Martín Alvarez López dijo...

Quien lo diría, pero en un pasadizo de hospital se encuentran los soldados que Dios envía para el cuidado de los menos afortunados: ángeles que deambulan por la tierra esperando el contacto con aquella persona a la cual le cambiarán su destino...